Acostumbro a caminar por las calles de Lugo con una manzana roja en la mano derecha y con un libro en la izquierda. No leo el libro ni como la manzana. Jamás. Se trata sencillamente de pasear el equilibrio entre la naturaleza y la cultura. Me cruzo con muchas personas, pero a nadie le importa porque no se fijan en mi exhibición absurda y, aunque se fijasen, no entenderían el simbolismo de la performance.
(Ahora en Cosmonauta con Vértigo)